lunes, 2 de febrero de 2009

¿Quién influencia su pintura?


Todo lo que te he escrito no nace de la nada, son tantos años y tantas personas que pasan por tu vida y te enriquecen con su pensamiento porque no te atiborran de conocimientos sino que te enseñan a comprender.

Aparte de la universidad cuyo mejor legado es que te enseñan a investigar, están las lecturas, todos los cambios importantes de mi vida están muy cerca de algún libro concreto. De la crisis plástica del año 91 me saca un libro, que yo no busqué, me lo regalaron, “principios de la estética taoísta” de Luis Racionero, fue como una llave que me abrió la puerta exacta. Sincronicidad, diría alguien que conozco.
La música y los poetas, ¿qué sería de mi persona sin ellos? Oscuridad total.

Y de la pintura, ¿qué?, si te digo que los dibujos rupestres son la mejor escuela, debes creerme y te aseguro que no exagero, el período Magdaleniense y ¡el arte naciendo!, se aprende a dibujar mirando y devorando, si, los trazos. Muchísimo después Giotto, Renacimiento, los tenebristas, todos van dejando huella, y esto pasa a todos los pintores, bebemos de un pasado maravilloso e iniciamos nuestro camino. Goya, Manet y Monet, sobre todos, antes y después. Las últimas pinturas de flores de Manet, Redon, Fantin Latour, Van Gogh, Soutine, Nolde, las primeras flores de Mondrian; el uso de la acuarela en Cezanne, la enseñanza del paisaje que nos dejan Sisley y Pissarro, el esplendor de Sorolla, Matisse,Bonnard, los años 55 y siguientes dela obra de Picasso cuando se instala en Cannes en la villa La Californie; los años 60 de Miró;Frida Kahlo y su esencia del color.La pintura de los místicos como Manessier,Chagall,Jawlensky y la alegría solar de los expresionistas, su sentido del paisaje. Klee, no mucho, pero sí su idea del jardín. Las construcciones espaciales de BranVanVelde.Toda la reflexión sobre los “campos de color”,”soporte y superficie”, en EE.UU. y Francia, Rothko, Newman, Soulages con Joan Mitchell y Sam Francis, Paul Jenkins, también. Un granadino insigne: José Guerrero. El injustamente silenciado James Bishop, “norteamericano en Paris”, unió como nadie, trazo y campo de color. La pincelada gestual de Baselitz y los maravillosos paisajes exteriores e interiores de Hodgkin. Los bellísimos dibujos de Miguel Rodríguez Acosta y su concepción del espacio cromático, tan envolvente y, sobre todo, sus visiones de la Alhambra.

La música de Falla y sobre todo, Olivier Messiaen, mi gran músico, a quién tanto debo.Todos los impresionistas y los que me honran con su amistad como Alfredo Aracil y Luis de Pablo, el pianista Juan Gallego Coín y la joven compositora granadina Sara García.

Toda la música contemporánea culta me ha acompañado y la escucho con mucha atención, nunca mientras pinto, por respeto a ella.Para pintar, la música del jardín: el movimiento de las hojas, el canto de los pájaros, el sonido del viento o las burbujas de la acequia que tengo junto al estudio; el silencio exterior y la música interior, esa que yo no sé escribir pero la “escucho” dentro.Sé que existe dentro de mi ser y sale en los cuadros. A mis amigos músicos siempre les hago la misma pregunta cuando van a la mis exposiciones: ¿se oye música en los cuadros?, la respuesta que me dan es como si aprobara o no un examen.

Muchísimas veces le he dicho a Antonio Carvajal, gloria nacional viva, ¿qué sería de Pedro sin los poetas amigos?, y luego, Juan Ramón, Federico, Cernuda, Brines, Elena Martín Vivaldi; los místicos del XVI, sobre todo, San Juan de la Cruz, también Ibn Arabi que tanto sabía del jardín de Dios; mis tres poetas cubanos imprescindibles: José Lezama Lima y Dulce María Loynaz, Gastón Baquero, tan entrañable y muerto casi en la miseria en Madrid.

Baudelaire, Proust, Verlaine, Valery; la prosa de Lobo Antunes de la que tanto he aprendido; Alejandra Pizarnik y George Trakl; Wislawa Szymborska, Marguerite Yourcenar . Tres nombres de filósofos que me han enseñado a vivir: Bergson, luego María Zambrano y Aranguren; Susan Sontag y Julia Kristeva. La poesía de José Angel Valente completa el cuadro.

Te hablaba de la crisis del año 91 y de cómo el descubrimiento de la estética taoísta me abrió camino. En aquel año mi forma de dibujar y pintar cambia radicalmente. Comienzo a conocer el mundo de la literatura y pintura oriental .Las técnicas de la caligrafía. El budismo en China y Japón.Los poetas chinos y japoneses entre los siglos XVII y XIX, las grandes epopeyas de Murasaki Shikibu y Heike Monogatari; la novela: Mishima principalmente y ahora Kawabata con Ihara, Soseki y Akinari. La novela de Kawabata, “la casa de las bellas durmientes”, la recomiendo a todos, es una de las más hermosas de este autor.

Comienzo a editar mis haikus en 1998, en los Pliegos del Azul, acompañados de una pequeña acuarela y que envío a mis amigos para comenzar el año nuevo. Son un conjunto de doce haikus, por cada mes del año, con sus kigos que los identifican y que el lector ordena según su gusto.
Con esta visión de los últimos treinta y un años, te hace una idea de los caminos por donde ha ido mi trabajo.

29 de Enero, 14 horas de una mañana gris en Granada, Pedro Garciarias.

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