miércoles, 7 de octubre de 2020

"Volver al estudio Alpujarreño..."

 
Llevamos muchos meses sufriendo la pandemia, durante el confinamiento: parón total, al no poder salir a la calle. No podía ni ir al estudio, ni viajar a La Alpujarra, ni siquiera a comprar papel, todo el material se quedó guardado en el estudio cuando se decretó el estado de alarma. Solamente el cuaderno de apuntes estaba en casa casi de milagro y ahí he trabajado...lo que he podido ya que mi mente se quedó como en blanco y no veía nada, aquello de Aristóteles que me gustaba tanto: solo se pinta lo que la mente ve... parecía desaparecido y no podía ni imaginar lo que "vería" al volver al estudio alpujarreño: parálisis total de las capacidades: ni saber cómo se  utiliza un pincel, ni moverlo. 

Espero que se estudien en un futuro las consecuencias del confinamiento en los artistas, daría para una tesis. Ahora que terminó el extraño verano 2020, hago balance y veo que no tiré la toalla como se suele decir, ¡terminé cuatro series!: la de la Higuera, la del pasaje de sombras, la del jardín de Claudia y su baile de los bastones, nuevos paisajes de la Sierra de Gádor y la flauta de otoño sobre el diwan del Tamarit de FGLorca. Tuve tiempo hasta de pintar las invitaciones de boda de mi sobrina Lucía, ya están hechos los seis bocetos, tendrá que elegir uno. No se sabe cuándo podrá celebrarse la boda... por la pandemia...pero los modelos de invitación están listos. También escribí los nuevos 24 haikus para este invierno pero no sé si dará tiempo a la imprenta trabajarlos. 

Todo sigue como perdido en el aire menos la energía del viejito pintor aunque ya ha escrito el último haiku que los haijines escriben antes de su muerte...por si acaso me sorprende el aparente final. Estaba en el jardín, por la tarde, sobre las 7.20, del 28 de julio y una ráfaga de viento deshojó un rosal entero y ahí surgió el último haiku. Esperemos tiempos mejores. Abrazo virtual a TODOS.

Pedro Garciarias