jueves, 19 de febrero de 2009

El instante en la mirada, el paisaje de la emoción

El instante de la mirada, el paisaje de la emoción envuelto en mil líneas y contornos.

Hoy quiero contarte lo que pienso sobre el dibujo, que tanto me gusta. Georgia O´Keeffe escribió. still, in a way, nobody sees a flower, really, it is so small, we haven´t time, like to have a friend takes time”, este sería el primer consejo para un buen dibujo: la Mirada detenida. Recordar que hace dos mil años surge en Mesopotamia la horticultura estética no utilitaria, nuestro jardín árabe será mitad jardín, mitad huerto. Ya no utilizamos el paisaje como fondo decorativo de una producción con figuras sino que hacemos de la vastedad o pequeñez del espacio natural el verdadero objeto artístico.

Espero que te hayas entretenido en buscar información sobre los isomorfismos de los que te hablaba hace un par de días. Me comprenderás mejor. Busca, cuando tengas tiempo el poema de Mallarmé “les fleurs”1886.Te dará pistas. Monet también lo había dicho:”sólo quiero reproducir lo que hay entre el motivo y yo, no el motivo”, “le dessin est ici un élément privilégié dans l´appréhension de la création comme expression d´une pensé visuelle qui s´eloigne du langage pour aller vers le domaine de la forme

Para un buen dibujo, la mano muy libre para que el cerebro dirija, forma: icono y símbolo, a la vez, contorno nítido inscrito en el espacio del objeto, circunscrito por la emoción que corregirá la forma y deformar sin miedo hasta que el cuerpo físico del objeto aparezca en la sacralidad de la nueva forma. Lenguaje sígnico y caligrafía abstracta, este es el desafío. Debemos permanecer independientes ante las reglas tradicionales, académicas de la composición con objeto de poder expresar directamente los impulsos, hallaremos signos y ritmos espontáneos de manchas dentro del color sobre las líneas. Sin censura previa del intelecto, el impacto visual manda, por eso el arte, el dibujo nace del modo de percibir. La descomposición asimétrica podría intensificar el motivo y alejarnos de cualquier artificiosidad por ejemplo, una armonía vacía.

Conviene simplificar los contornos, la economía de los contornos los hace más elocuentes; cuidado con la mímesis, corregirla siempre como un peligro que acecha. Todo dibujo es consecuencia de lo visto, nunca su reflejo. Al abrirse los contornos se pueden entrecruzar los motivos y no hay que temer al tiempo que nos exija la mirada (también al que mira luego el dibujo). Me gusta mantener los dintornos limpios de sombreados para sea la aguada coloreada la que cubra el espacio. Que la línea domine la superficie que es la condensación del tiempo, esa especie de terremoto interior se queda en la superficie del papel o tela: sismógrafo.

Matisse, algunas veces es reiterativo en el dibujo y pasa una y otra vez, me gusta más cuando dibuja de un trazo, sin levantar el lápiz desde el principio hasta el final. En 1907 pensó que “uno siempre debe descubrir el deseo de la línea, por dónde quiere entrar y por dónde desaparecer”.

El trazo recorta, distingue, separa y subraya. Ingres y Hogarth insistían en recordar que trazar un contorno desmaterializa, espiritualiza y origina un desarrollo escalonado de esa idea de planta. Si acompañan el trabajo pictórico debemos dejar bien claro que no son dibujos preparatorios sino parte integral.

Transcribo dos citas muy bellas:

Yo me empeño en el problema de proyectar formas pictóricas difícilmente accesibles y fugaces que para mi cobran valor como sensaciones”, Gottlieb.

El dibujo es “un prodigio ortográfico, inicial de un poema que abarca el espacio, es una línea que se mueve, combinación de todos los gestos que prodigiosamente encuentran su sitio. Es la síntesis combinada de muchas experiencias, es el material de arte que se expresa más allá de todas las reglas- Quedaría como una visión a vuelo de pájaro, con los ojos cerrados y los dedos abiertos al sentido. Es el perfil de una ruina que queda en el recuerdo y se constituye como trazo de un evento inolvidable”, Pistoletto/Paolini.

Veamos ahora el lugar del color en el dibujo.

El gesto del pincel literalmente se precipita sobre el espacio del papel o la tela.

El color construye y vela las formas capa sobre capa, recuerdo ahora la técnica de los veils de Morris Louis. El flujo rítmico sintetiza las líneas oscilantes de los dibujos y los contornos aunque algunos los dibujo después flotando en el campo de color. El color compone y toda la naturaleza se expresa en el color, toda la gestualidad de Joan Mitchell expresa la naturaleza aunque ella no lo pretenda, nos deja la puerta abierta a todas las interpretaciones. Sus telas de colores fragmentados, masas de pinceladas, formas nadando dentro de la más densa espesura cromática, enfrentando la luz sobre el blanco como si fuera una joya brillante, nos dejan una forma de conocimiento, nos enseñan a conocer. El color y sólo el color aglutina el espacio pictórico y las impresiones sensoriales del jardín se perciben simultáneamente por el color El color “borra” el tema y aparece la magia, la gracia, la música, equilibrio y diálogo: el ritmo confrontado de los colores así el acto pictórico no reproduce sensaciones sino que las produce en el sujeto receptor. Te dejo la cita de Tápies publicada en ElPaís, 13-8-83,”uno de los grandes descubrimientos del arte de este siglo es la conciencia del elemento musical del cuadro”.

Escrito por Pedro Garciarias

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